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"Cristoph se derrumba en mi cama y me confiesa que tiene ganas de morirse. La muerte no le asusta, debe de ser hermosa, dice. Esta atracción de la muerte ha debido aprenderla de mí (tengo la mala costumbre de influir negativamente en cuantos me rodean), la misma atracción que he sentido muchas noches infinitas como esta ─y no sé por qué he empezado a recordar esto, tal vez se debe a que son las dos de la madrugada y me he despertado con unas ganas intensas de escribir algo oscuro, sórdido, casi fatídico...
─Querido, deberías saber que al igual que los días, las noches. los amigos, las jodiendas y todas esas cosas, las depresiones también vienen y se van y luego regresan para volver a irse.
Cristoph... su estado anímico no me sorprende en absoluto, ya hace tiempo que cree estar enfermo y dice que le cuesta dormirse y que siente un nudo en el estómago. Yo le pongo el termómetro y le cuido en silencio, pero sé que mis atenciones no van a servirle de nada. En realidad lo que le duele es el alma. Siempre le ha dolido. Unas veces más, otras veces menos. Y no hay ningún remedio para esta enfermedad. Tal vez una buena bofetada a tiempo le hubiera curado."
Extrañas Criaturas, Jo Alexander.
P.S.: Can somebody fix ME?